
He llorado de pura belleza.
Anoche llegué a casa
después de echar unas
birras, serian las tres y media de la mañana pero
ningún "yo" interior
quería irse a la cama. Me quedé en ropa interior y salí a mi terraza con una
Murphy´s en la mano... que buenos ratos me ha dado esa cerveza...
Hacía demasiado que alguien no me retaba como lo estaba haciendo, en esos momentos, mi telescopio,
apuntándome con su ojo de cíclope, estaba seguro que si no lo cogía por el cuello YA, se
rompería el equilibrio del universo y a saber que
catástrofe natural o humana se
podría derivar de mi alocada decisión. Bebí otro buche a la vez que me levantaba del sofá, que por estar todas las noches a la
intemperie, siempre está
frío.
Casi al rozar el trípode de madera, casi cuando mi iris iba a coincidir con la lente, me lo pensé mejor, perdí mi vista en el suelo unos segundos, sonreí girando la
cabeza y mirando al interior de la casa vi a
Schubert que
también quería participar del momento. El lector de
CD si estaba ya dormitando y le costó ponerse a trabajar pero seguro que esta mañana no se ha arrepentido.
Mirando a las
Pléyades, siempre tan golosas para
cualquiera que disfrute observando el cenit del cielo, escuchando a
Schubert y sin soltar la
Murphy´s os tengo que confiar que me emocioné y que fueron más de dos las
lágrimas que se me
cayeron.